La Puerta Aenea
Porta Meridionalis fue su nombre en la época romana. La puerta, según algunas hipótesis sobre el aspecto original de la fachada meridional del Palacio de Diocleciano, estaba bañada por el mar. Es completamente diferente de las otras tres. Es de un tamaño menor debido a su función; desde los sótanos se accedía directamente al mar.
Además del nombre renacentista Aenea-bronce, también tenía el adjetivo de Segura porque ofrecía la oportunidad de huir por mar en caso de un ataque al Palacio. Gracias a una restauración parcial, se pueden ver los auténticos bloques de piedra de la puerta que testimonian su impermeabilidad en los casi dos mil años de vida a los sorprendidos visitantes. Hoy en día se ha convertido en la puerta "principal" ya que los turistas la atraviesan para iniciar sus recorridos y, a través de los sótanos, llegan al corazón del Palacio.